Historias del Olvido — reseña


Historias del olvido

Producido por: W Editores

Año: 2007

Guionistas: Luciano Saracino y Javier de Isusi.

Ilustradores: David Rubín, David Lafuente, Paco Roca, Infame & Co., Danimaiz, Manu Ortega, Leticia Ruifernández, Abril Barrado y Álex Orbe.

Hace poco, Luciano Saracino visitó Santa Cruz para divulgar a los jóvenes sus enseñanzas sobre estrategias de escritura en guion. Su paradero más frecuente fue el Centro Simón I. Patiño, en el que dio algunos talleres, un par de los cuales fueron privados, dedicados exclusivamente a los alumnos del Curso Integral de Narrativa Gráfica. En él ofreció sus libros de cuentos e historietas, y uno de ellos pudo caer en mis manos (gracias a una compañera del curso).

Esta novela gráfica con historias interconectadas fue elaborada por todo un grupo de artistas guiados bajo la escritura de Saracino e Isusi, autores de Argentina y España, respectivamente. La obra conjuga toda una diversidad de diseños visuales para contar relatos con ciertos puntos en común, pero todo girando alrededor de ese fenómeno que llamamos «olvido».

¿Qué es olvidar? ¿Cómo sucede? ¿Por qué sucede? ¿Dónde sucede? Son algunas de las cuestiones que nos plantearemos a lo largo de estas páginas, que con destreza y armonía entre ellas nos guiarán por un largo viaje que nos hará cuestionar nuestra propia realidad.

Citando a Fran J. Ortiz, quien en su blog realiza un breve análisis de esta obra, procederemos a comprender la interacción entre los personajes:

Estos son: Daniel, cuyo padre enfermo de alzheimer permanece ingresado en la clínica Nuestra Señora del Recuerdo; Floriano, el padre de Daniel; Clara, enfermera del mismo hospital; Carla, compañera de piso de la anterior, y que trabaja en una tienda de música; Hugo, miembro de un grupo de rock que compra en la tienda de Carla; Teo, al que Hugo conoció en el videoclub; Beatriz, la novia de Teo; Marina, vecina de Beatriz, y propietaria del kiosco que está situado enfrente de la clínica; y el doctor Sebastián, que cuida de la enfermedad del padre de Daniel.

Donde nacen los olvidos (por David Rubín)

David Rubín ilustra la historia de Daniel, quien cuida a su padre enfermo de alzheimer. Este, a su vez, lo confunde con su otro hijo, Tomás. Si bien el relato comienza con el plano detalle de un periódico ficticio que cuesta un poco leer, continúa de manera breve con una perfecta introducción para mostrarnos quiénes son ellos, porque además serán importantes más adelante en otra historia. El estilo del artista es bastante particular y expresivo, con texturas y trazos puntiagudos que otorgan dinamismo.

La historia de Carla (por Infame & Co.)

Este es un breve relato en el que chicas lesbianas rechazan a un galán que intenta ligar con ellas a como dé lugar. A mi parecer, hay un poco de pereza en Infame & Co., quien descuidó un poco la importancia de sus trazos. Si bien en Corina y el Pistolero (que se publicó 2 años después) parece haber mejorado porque sus dibujos son más entendibles y estéticos, en esta historia lo logra pataleando un poco, según percibo, y en algunos momentos resulta confuso e inconsistente: una cosa la dibuja muy diferente a la otra… parecen elementos de universos distintos en vez de de un solo universo gráfico.

Cuando te olvidaste de que me amabas (por Danimaiz)

El estilo de este artista es servil a la historia; refleja la aparente felicidad de Beatriz con su novio, Teo, pero a la vez un desencanto que resulta ser producto de malos sentimientos que él inspira en ella. El relato tiene un toque medio sombrío y bastante estilizado, con personajes deformes (en el buen sentido) que nos expresan cierta situación de melancolía y llanto.

El país de Nomeacuerdo I (por Manu Ortega)

 

Sebastián, un doctor, visita a Paiva, otro doctor, y se le plantea resolver un problema en el pueblo de Funes: la gente se olvida de las cosas con frecuencia. Este estilo también cuadra con lo que se trata de narrar, que es la presencia de cierto surrealismo en el mundo real, al estilo de las animaciones europeas con mensajes profundos. Ese toque misterioso es justo lo que necesita la historia porque no está contando algo «bonito, cariñosito, arcoiris», sino algo grave que no es para reírse.

¿Cuándo me olvidé de que te amaba? (por David Lafuente)

Esto continúa la historia ilustrada anteriormente por Danimaiz, esta vez centrándose en las desventuras de Teo, quien descubre todo un mundo distinto a su realidad. Se ve que este ilustrador le pone empeño a cada viñeta, y no lo digo porque sea el que dibuja más realista (eso sería pecar de simplismo en el juicio), sino porque es consistente en su trazo en cada elemento, hay armonía y coherencia entre los elementos que diseña.

Donde habitan los olvidos (por David Rubín)

Nuevamente este autor deleita los ojos con su estilo tan caricaturesco y bizarro. Los pájaros del final recuerdan al estilo de Oyasumi Punpun.

El dimenticatoio (por Leticia Ruifernández)

Este relato es precisamente el más largo y de dibujos más abstractos de todo el libro. A lo mejor es un estilo funcional y servil a la historia. El texto suelto y vació, sumado a esos elementos gráficas mínimos con toques de acuarela y figuras borrosas, dan un toque de mundo surrealista. A causa de ello, uno puede sentir cierta empata con ese mundo, como si viviera el olvido de las cosas importantes, tal y como los personajes. Aquí, Daniel empieza a comprender a su padre y al alzheimer.

La historia de Clara (por Abril Barrado)

Continúa la historia de Carla, esta vez desde otro punto de vista. En cuanto a narrativa es quizás el relato menos eficiente del libro, puesto que el ilustrador confunde en varias ocasiones: a veces las viñetas se leen de derecha a izquierda, al contrario de lo que estamos acostumbrados. En cuanto al estilo en sí, es consistente, pero por otro lado causa un poco de desagrado por los elementos confundibles que incluye el autor muchas veces: garabatos, rayas al azar, etc. De todas maneras, puede que el autor haya querido expresar cierta locura que los personajes parecen querer mostrar.

El país de Nomeacuerdo II (por Paco Roca)

Continúa la historia del Dr. Sebastián en aquel lugar llamado Funes. Este relato presenta otro de los estilos gráficos más consistentes del libro. El artista es un genio: hace uso inteligente de las sombras y luces para narrar, y se nota que ama lo que hace.

Marina, Marina, Marina (por Álex Orbe)

Narra las desventuras de Marina, amiga de Beatriz, de quien se nos contó anteriormente su noviazgo con Teo. Personalmente, esta es de lejos mi historia favorita. La narración, el estilo… todo es simpático para mí. Causa risa, tiene personajes excéntricos y es muy bonita. ¡Marina is best waifu! Por lo demás, refleja un estilo gráfico tipo cómics latinos de los años ochenta.

Donde nace un recuerdo (por David Rubín)

Este no es más que el cierre perfecto de una serie de historias que desembocan en algo coherente y consistente. No voy a dar más detalles para evitar el spoiler; pero de que agrada, agrada.

Conclusión

Luego de terminar el libro, me he dado cuenta de que es poesía pura. Realmente hermoso. Todo está relacionado, las historias están conectadas, casi no hay elementos puestos porque sí, sino que casi todo tiene un significado y razón de estar ahí.

Es bello, a diferencia de otros libros o cómics pretenciosos donde se le habla al lector de cosas que este no entiende, y encima las historias que se siguen una tras otra no están conectadas, por lo que sus autores tratan de forzar su unión con títulos y portadas abstractas que no dicen nada.

En este trabajo se nota a leguas que hubo una colaboración y comunicación constante entre Saracino/de Isusi y sus dibujantes. Para ser el segundo producto «saraciniano» que leo (el primero fue Corina y el pistolero), debo decir que no estoy para nada decepcionado.


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