Conoce a Zamarazula, artista paceña


Diana Cáceres Alcoreza es una gastrónoma y artista paceña que se dedica a la ilustración digital y la autopublicación. En 2013 se integró al colectivo artístico Watashi Mo y empezó a publicar mangas por su cuenta y en grupo. Por ejemplo, su primera serie Would You Be My Valentine?, del género terror/gore/suspenso. Ha incursionado también en otros géneros como el romance, yaoi, histórico y cultural. En 2016 publicó en formato de cómic su tesis de la carrera Gastronomía Profesional en la Escuela Hotelera y de Turismo. Ha recibido distinciones en el ámbito nacional e internacional mediante Internet, en áreas como arte clásico, fotografía, ilustración plástica y digital e historieta. Actualmente continúa ejerciendo su labor de ilustradora e historietista de manera independiente y a la vez como miembro del colectivo Never Stop Trying. Cuenta con 8 años de experiencia como artista. Ha trabajado con Roxan Tórrez Villca en ese colectivo para ser reconocidas como artistas de Historieta, Arte Digital e Ilustración en La Paz.

_¿Hace cuánto tiempo comenzaste en el mundo del arte y cómo?

Dibujaba desde niña, pero empecé a dibujar ya de manera profesional cuando tuve la oportunidad de estudiar Artes. Estudié Artes en la Academia de Bellas Artes de La Paz durante 2 años, pero (ahí) no están muy actualizados en las ramas artísticas que tienen, como Arte Digital, Animación e Historieta, así que me salí pensando que no iba a aprender lo que realmente quería.

En Estados Unidos, por ejemplo, puedes entrar directo a la carrera de Animación; aquí no, ni siquiera es de estudiar Artes y luego Animación, porque no hay. Pensé que podía aprenderlo por mí misma, y sí pude. Pude ver videos en Internet, aprender de artistas que me gustaban, empecé a probar mi propio estilo y fui muy constante. Cuando tenía tiempo, practicaba como 8 horas diarias, y ahora que tengo que trabajar y esas cosas, lo hago menos. En los inicios pude practicar mucho y de esa manera tener un estilo, practicar varios estilos, varios materiales. Practicar digital creo que sí me parecía difícil.

_De esos materiales, ¿con cuáles te sentís mejor trabajando?

Me gusta la tableta; me gusta mucho el arte digital, porque tienes muchos materiales ahí mismo. Puedes trabajar pinturas estilo acuarela, estilo óleo, entintado digital igual. Me gusta porque es muy completa y no gastas material ni contaminas con esas cosas, a diferencia del óleo, por ejemplo, que (deja) mucho agua al ras, contamina mucho. Aparte de eso, me gusta el pastel, porque es económico y muy versátil de usar; creo que ese sería mi favorito. ¡Ah! Y tinta china.

_¿Y el que menos te gusta?

Creo que grabado, porque creo que es un arte que ya no debería existir, es muy contaminante. Por ejemplo, el arte en metal utiliza químicos que son bastante dañinos si los aspiras. Madera, piedra y esas cosas. El hecho de calar hace que te lastimes las muñecas con el tiempo. Para mí, es demasiado esfuerzo por algo que igualmente yo creo que va a desaparecer.

_¿Qué programas utilizás para dibujar?

Para mí, Photoshop es el mejor: es el más completo, todas las herramientas están ahí. Pero a veces, para hacer, por ejemplo, los split face, utilizo Camtasia Studio; me gusta usar programas de edición. Pero aparte de ello creo que no. Creo que es el único. He visto que hay otros programas que me gustaría intentar, pero no he tenido la oportunidad todavía. Requiere tiempo acostumbrarse a trabajar en una plataforma diferente, así que cuando tenga tiempo me gustaría aprenderlos.

Portada de su primer cómic, When We Were Young.

_Uno de tus trabajos destacados es el cómic Recetario Ilustrado de Gastronomía Internacional. ¿Cuánto tiempo te tomó elaborar los dibujos para ello?

Un año. Era un trabajo que tenía que presentarle a un chef para que me diga que esté gastronómicamente correcto. No solo era el dibujo, porque tal vez de solo dibujarlo hubiera terminado en menos tiempo, pero como tenía que hacerlo gastronómicamente correcto me tomó como 1 año, y que me aprobaran la tesis, que las correcciones teóricas también estén bien y todas esas cosas. Pero valió la pena, porque al jurado le gustó, dijo que era muy original, y ese era el aspecto.

Para mí, hacer una tesis significa que hagas algo que no se haya visto antes. Entonces pensé: “Okay, algo que no hayan visto antes, ¡voy a hacer un método de enseñanza que no han visto antes!”, al menos aquí. Sé que hay recetarios en el exterior, pero aquí no, así que pensé hacerlo. Le gustó mucho al jurado que me tomó (la evaluación). De hecho, salí con el mejor promedio de ese año en las tesis. Valió la pena que fuera todo un año.

­_¿Cómo ha sido la recepción del público de este trabajo?

Les gusta mucho. Tal vez algunos piensan que 4 recetas es muy poquito, pero es que te explica paso a paso, y en ese paso a paso se va mucho tiempo. Además, se te van muchas hojas en que puedas explicar paso a paso no solo cómo cocinar, sino hacerlo con la técnica de academia correcta. Por ejemplo, cortar: muchos lo cortan en su mano, pero es más rápido y más seguro si lo cortas en tabla, y muchos no saben cómo cortar en tabla, pero ahí te indica eso, cómo hacer cortes y todas esas cosas, que aunque parezcan que tal vez “es para verse bonito”, no.

La verdad es que si cortas, por ejemplo, la zanahoria en unos diámetros exactos, cuece más rápido. Hay cortes que son específicos para algunas verduras; ahí (en el cómic) te explica. Puede que no te interese mucho, pero en cocina te manejas más fácil. Digamos, cortes en parmentier: hay muchas cosas en la mesa y sabes que el parmentier es para la papa, entonces, no tienes que preguntar a cuál de todos te refieres.

_¿Qué tipo de diferencia sentís que ha habido estos años entre tu última (Would You Be My Valentine?) y tu primera (When We Were Young) publicación?

La primera era de terror, y me gusta mucho el terror. De hecho, es el género que más me gusta, no importa a qué plataforma me refiera: cine, historieta, animación. Es mi favorito. Me hubiera gustado hacer más de terror, pero me han pagado para hacer algunos trabajos que eran de romance, y los he hecho con mi mejor esfuerzo, pero también tenía historias de terror que se han ido retrasando. Aparte de ello, he hecho yaoi, que es un género de romance entre chicos, porque yo creo en la igualdad de la comunidad homosexual con el resto de las personas. Es una manera de decir: yo creo que eso está bien y deberíamos… tal vez algunos no lo acepten, pero tal vez respetarlo. Ese es mi punto de vista.

Desde mi primera hasta mi última publicación, que sería el de terror y el yaoi, he mejorado mucho. Antes no sabía, por ejemplo, qué resolución usar para imprimir; ahora sé. (Conozco) diferentes tipos de sombreado, he descubierto que ahora tengo técnicas diferentes para cortar (el proceso de trabajo) en pasos, para hacer (la ilustración) más rápido. Y creo que la anatomía también he mejorado bastante.

Portada de su último cómic, Would You Be My Valentine?

_¿Cuál ha sido la situación más satisfactoria y la más insatisfactoria que te has encontrado con clientes o público a la hora de vender tu trabajo, ya sea ilustración o publicación de cómics?

La más satisfactoria fue cuando una cliente en Cochabamba… bueno, ni siquiera era cliente: no pudo venir la chica, creo que tenía como unos 15 años, pero vino su mamá. Y en base a muchas veces que los papás no quieren que vean cosas de terror, yo estaba de: “¡Ah! Seguro me va a decir ‘tú le has vendido esto a mi hija y estoy muy molesta!’”. Pero me dijo: “Esta es la Biblia de mi hija y quiero que me la firmes; no la traje hoy, pero te compro otra y me la firmas”. Y yo me quedé como: “¡Wow!, ¿esta es la Biblia de su hija y usted no está molesta? ¡Suena muy bonito!”. Ese era uno de mis trabajos de terror: la última parte de mi primera publicación.

La (experiencia) menos satisfactoria fue cuando un señor algo mayor en La Paz, en una feria de libros, nos dijo a mí y a mi colega que estaba muy bonito todo, muy estéticamente correcto, pero que deberíamos hacer algo más boliviano. Algo como “¡necesita más cholitas y llamitas!”, y nosotras estábamos: “¡Pero nosotras no nos sentimos identificadas!, ¿no sería como una especie de apropiación cultural?, si nosotras no descendemos de una señora de pollera”.

Tenemos muchas maneras de ser boliviano, muchos somos más hijos de españoles que se han quedado aquí; no todos somos indígenas. No tengo nada contra eso, solo que no sé cómo hablar de eso si yo no pertenezco a ese tipo de personas, sentiría que les estoy robando algo. Por lo tanto, eso de “tiene que tener más cholitas” es de “pero no me dice nada, ¿cómo puedo hablar de algo de lo cual no sé?”. Yo no creo que sea malo internacionalizarse, porque aprendemos cosas de culturas que son muy poderosas, como Estados Unidos, por ejemplo. Entonces, para mí, el hecho de tener nuestra cultura con la de afuera no es nada malo, y si haces algo boliviano es porque tú eres boliviano, no porque tiene llamitas y cholitas.

_¿Cómo ves la situación del arte o de los artistas en La Paz y en Bolivia en general?

Creo que los artistas de cualquier tipo no gustan de trabajar juntos. Es diferente, por ejemplo, en cocina: sabes que debes confiar en que la otra persona hará algo para obtener un bien mayor. Pero aquí cada uno quiere hacer individualmente lo que quiere, y no entienden que para lograr cosas, para obtener un espacio, tenemos que ser muchos.

Cuando les dices una crítica, los artistas deberíamos estar acostumbrados a recibir críticas, porque siempre va a haber alguien a quien no le guste nuestro trabajo; se molestan. Muchos no queremos que nos critiquen, pero tienes que aprender a tomarlo con filosofía. Es de: “okay, entiendo que eso no está bien, y creo que puedo entender por qué lo dice”, pero es de “no te molestes por eso”. Y se enoja con facilidad, y no te quieren volver a hablar nunca más, y es de “no te lo quise decir con ese sentido”.

Roxan me hace muchas críticas, y es de “¡Au! Pero entiendo, voy a mejorar la anatomía, el pintado”, lo que sea. Ellos (otros artistas) no lo entienden mucho. Por ejemplo, queríamos lograr que nos den certificación de historietistas, y cuando les pedimos, no nos enviaban sus datos. Era como si hubiéramos pasado la universidad 3 años, algo así. O sea, nos dijeron: “Por el tiempo que lo han hecho ustedes aprendiendo por sí solos, dado que no hay una universidad de Animación, de Historietistas, les vamos a dar (certificación), pero tienen que presentar un montón de documentos de cada autor”, y ningún autor quería enviar sus cosas. Entonces, es de “pero estamos intentando hacer algo por todos, ¿por qué no les importa?”.

Al menos logramos que se sacara el carnet en La Paz: en las cumbres de cultura, que se abra la categoría de Animación, de Arte Digital, de Historietista, porque antes no había. Era Arte Plástico, Escultura, Pintura, esas cosas, y estas cosas no. Así que logramos que se abriera. Lo hicimos algo como solas, sí, pero queríamos que todos fueran beneficiados. Esperamos que ahora puedan obtener los carnets, y estar en esas categorías, para que vea el Ministerio que sí hay muchos artistas, y de esa manera sí nos tome en cuenta incluso la ley.


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