Crónicas comic Nro. 1. Val Arancibia. Raúl Claros. Gustavo Herbas. Gustavo laruta. Andrés Montaño. Daniel Pacheco. Editorial Casa N. 100, 2015.
Un poco de tinta fresca, eso viene a ofrecer la serie de Crónicas Cómic: 6 historietas cortas, todas de autores jóvenes que radican en la ciudad de La Paz. Activos participantes del festival internacional “Viñetas con Altura”, sin duda darán mucho de qué hablar en la escena nacional de los próximos años.
“La parábola”, de Raúl Claros, plantea un mundo apocalítpico donde todos vivimos “pegados” a la red de una manera grotesca; la historia necesita pulirse mucho en la parte gráfica pero su planteamiento es interesante.
“¡El buen tipo!”, de Gustavo Herbas, es grotesca hasta morir, pero con un estilo gráfico y una historia absurda muy atrapante. La situación de un tipo agusanado y un barman demasiado comprensivo juegan mucho al asco hilarante, si tal definición existe.
“El último quirquincho”, de Val Arancibia, cuenta la decisión que toman dos quirquinchos ante el peligro de ver exterminada su especie. Con un estilo algo parecido al manga y un humor ácido, resuelve en pocas páginas una situación graciosa.
“Nuace”, de Gustavo Laruta, relata el arribo de una especie de ángel encarnado, quien debe adaptarse y habitar la ciudad de La Paz, apenas en un planteamiento corto que promete alargarse en un “continuará”. Como propuesta el falta un poco de trabajo para darle coherencia narrativa a la historia.
“A las sombras de la tecnología”, de Andrés Montaño, demuestra que este autor se va perfilando como un nuevo referente de la historieta paceña. Sus historias tienen un nivel de dibujo aceptable, con buenos guiones e historias entretenidas. Tal es el caso de esta mini-aventura donde un muchacho descubre a un potencial invasor ¿alienígena?, quien juega con nosotros a través de los memes y los celulares.
“El secreto del lago”, de Daniel Pacheco, vuelve al tema de la supuesta ciudad escondida en el lago sagrado. Esta Atlántida trae consigo una especie de habitantes pisciformes, cuya primera respuesta a un acercamiento humano será la violencia.
“Sólo un sueño” también de Andrés Montaño, funciona como yapa de esta primera edición, explorando el tropo de las pesadillas donde te despiertas al interior de otra pesadilla.
En resumen, una buena iniciativa con estilos variados, que demuestra las ganas que se tiene en el país de hacer historieta, pese a todas las dificultades. Sin embargo, la parte gráfica deja mucho que desear, y el desafío de realizar buen cómic nacional radica precisamente en ese punto: un adecuado equilibro entre diálogo, puesta en escena, dibujo e historia. De nada sirve una buena historia con un dibujo pobre, y de muy poco una historieta muy bien dibujada con un argumento débil. A la búsqueda de ese equilibrio, se debe sumar el esfuerzo de mostrar un todo coherente, donde todas las historietas tengan más o menos el mismo peso artístico, independientemente de la variedad de estilos.